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La primera vez de los hermanos Gago en el Rotili

Uno ofició de espejo, de norte a seguir, un horizonte que estimuló el esfuerzo y las ansías de alcanzar esa tierra prometida, la del profesionalismo. Con la pasión por la naranja como un oxígeno que se respira en la familia, Facundo y Mariano Gago comparten un sinfín de factores, como la categoría, la posición y hasta una camiseta. 

El mayor, de 25 años, ya cuelga en sus hombros una parva de temporadas desde ese estreno en la Liga Nacional, allá por 2014 en Lanús, para luego hilvanar pasos, siempre evolutivos, por Petrolero, Tiro Federal, Rocamora, Libertad de Sunchales y ahora Quilmes de Mar del Plata. El más benjamín disfruta de su primera temporada con minutos gravitantes, también en el Granate, tras su paso por San Lorenzo. 

El lunes 21 de marzo se transformó en una fecha histórica para la familia, esa que siempre acompañó el amor por la rugosa de los hermanos en sus pasos iniciáticos en Deportivo Berazategui, porque esa noche se toparon frente a frente Facundo y Mariano por primera vez. El duelo culminó para el Cervecero 84-81, pero sobre todo los bases exprimieron al máximo sus recursos para redondear excelentes rendimientos.

Probablemente motivados por ese choque constante, de muchos minutos en el parquet en los que se siguieron a sol y sombra. El mayor clavó 12 puntos (6/9 en dobles), 3 asistencias, 2 rebotes, 3 robos y 14 de valoración en 30 minutos. El organizador de juego de Lanús mantuvo un romance desde tercera dimensión con 3/3 de triples, 18 puntos, 1 asistencia, 3 rebotes y 18 de valoración en 28 minutos.

La familia, los amigos de la ciudad, los del club, muchas personas se acercaron al Antonio Rotili para presenciar ese acontecimiento del primer combate entre los hermanos Gago. En cuanto a las particularidades de esa velada, el hombre de Quilmes describió: “Fue algo muy especial, obviamente un poco raro al principio, pero quedó demostrado que en la cancha uno se olvida. Para mi es un orgullo, porque lo vi crecer a Marian de muy chico, se que está empezando en el profesionalismo, y verlo como lo hizo, como hermano me llenó de orgullo”. 

Esa peculiaridad de marcar a Facundo, de sentirlo encima todo el juego y medirse en un entorno de alta competencia también movilizó a Mariano. Por eso el joven de 20 años contó: “Enfrentarlo fue raro, porque además de ser la primera vez, estaba la familia en el medio. Después con el partido te vas olvidando que es tu hermano y te vas metiendo. Uno siempre quiere lo mejor para el otro, en este caso no. Fue un orgullo enfrentarlo a Facu”.

El hogar de Lanús se erigió  como guiño del destino en el escenario para este hecho, porque ahí debutó el mayor, porque en esas gradas estuvo el menor siguiéndolo y soñando con emular su camino. Mariano aportó en esa línea: “Hay fotos mías viéndolo jugar acá, y enfrentarnos por primera vez en esta cancha fue más que especial”. 

Con otro bagaje en el lomo, Facundo exteriorizó: “Imagino que él cuando me vio empezar en el profesionalismo habrá querido hacer lo  mismo, se lo ganó solo con trabajo, el trabaja mucho, es muy educado, le gusta aprender. Por eso está jugando la primera temporada de la Liga Argentina como lo está haciendo”.

La intensidad se adueñó el pleito, los dos equipos se disputaron el dominio de las acciones y la balanza se inclinó por detalles para el Cervecero. Mientras que en una burbuja de toda esa dinámica, los hermanos se desafiaron, se faltaron el respeto y se repartieron momentos de imposición. En cuanto a los diálogos internos en el trajinar del pleito, Mariano confesó: “En el medio del partido nos decíamos un par de cosas entre nosotros y nos reíamos. Más porque los dos somos de la misma posición y estábamos todo el tiempo en contacto”. Mientras que Facundo apenas soltó: “No hablábamos, después le pregunté cómo estaba del tobillo, aunque en el partido no nos hablamos mucho, muy poco”.

Este domingo el calendario los pondrá frente a frente otra vez, aunque en el Islas Malvinas para el cotejo que dirimirá mucho en el futuro de los equipos, porque pelean por unos de los puestos de reclasificación. En las antípodas de vivir como una anécdota todo esto, Facundo reveló su deseo respecto a su hermano: “Ojala algún día se pueda coincidir en un equipo, tiempo tenemos en el profesionalismo”. Claro que en ese campo hipotético habrá que dilucidar cómo se repartirán los minutos y la pelota, aunque deben haber aprendido a compartir en la mesa familiar. 

 

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