Lanús: un club que hace escuela.
Invirtió US$ 2.150.000 en un inmueble para un colegio; el presidente Marón explica un crecimiento que no se detiene.
Por Juan Manuel Raimundo
Para LA NACION
A casi 30 años de aquel momento dramático que Lanús sorteó cuando estuvo al borde de la quiebra, con un caos tremendo en lo económico, institucional, social y deportivo (descendió a la C), hoy da una muestra clara del resurgimiento por ese viejo axioma: de las grandes crisis surgen los grandes desarrollos . Allá por 1979, un grupo de socios tomó la posta de un proyecto para que el club comenzara a construir un futuro promisorio. Uno de los responsables del cambio fue el Dr. Carlos González, que por ese entonces tomó la conducción de la institución con la premisa de sanearla. Hoy, en los momentos de mayor esplendor, está su yerno al frente desde 2003. Alejandro Gustavo Marón, de 39 años, abogado y padre de familia, se encuentra en pleno desarrollo de su segundo mandato consecutivo como presidente.
El titular granate prefiere que a Lanús no se lo tome como un modelo porque puede resultar «incómodo y antipático para otros clubes». El mismo lo explica: «Cada uno tiene su modo de ser, y el nuestro cuenta con ciertas particularidades, como la apertura hacia la comunidad desde hace muchos años. Eso le da esa calificación de ser el club de la ciudad, que tiene más de 600 mil habitantes, y siempre nos vinculamos con instituciones intermedias, con los clubes de barrio, con el municipio. Otorgamos becas a gente de la zona y a alumnos de escuelas estatales».
Entre los sueños, estaba la construcción de un colegio, que comenzó a plasmarse hace tres años, con la inauguración del jardín de infantes en el polideportivo. Esos chicos ya necesitaban pasar a la primaria, por lo que el ambicioso plan debía ejecutarse de inmediato. Cuando ya estaba todo planificado y hasta contaban con los fondos, surgió una oportunidad única: «Se puso en venta un inmueble de 6000 m cubiertos, donde funciona la cooperativa Bet Am -de la comunidad israelita- sobre la calle Ituzaingó al 1500, a una cuadra de nuestra sede, que contaba con un club con tres gimnasios y, a la vuelta tenía su colegio, donde ahora funcionará el nuestro desde marzo de 2009. Así, lo que emplearíamos para las construcciones lo destinamos para esa propiedad, cuando inversores pretendían adquirirla para un emprendimiento inmobiliario. Al final, nuestra propuesta interesó más y la operación se hizo en US$ 2.150.000, incluido el sector de oficinas de la cooperativa, que se trasladará a otro predio que posee en la Av. Hipólito Yrigoyen, de Lanús Oeste», relató el presidente.
-¿Esto tiene un doble beneficio?
-Claro, porque está todo construido; sólo se deben hacer refacciones y mantenimiento. Y está ubicado en pleno centro de la ciudad, lo que será más cómodo para los socios. Es un motivo de orgullo porque hace crecer el activo en forma muy sustancial sin contraer deudas y el pago es con recursos genuinos, sin utilizar los US$ 11.000.000 que ingresaron por el pase de Lautaro Acosta a Sevilla, que tendrán otros fines.
-¿Cuáles?
-Reinvertir en las obras que se vienen desarrollando y en la infraestructura del fútbol juvenil. En septiembre próximo, inauguraremos una especie de hotelería construida debajo de la tribuna cabecera Sur, con 60 plazas para los jugadores juveniles del interior. Luego realizaremos los vestuarios para las divisiones amateurs.
-¿Cuándo dejarán de construir?
-Nunca, porque hay que adecuarse a las necesidades que surgen en un club con 20 mil socios que pagan y cinco mil vitalicios. Por ejemplo, hace unos meses inauguramos la cancha de hockey sobre césped, de primer nivel, con alfombra de césped sintético traída de Holanda, con iluminación similar a la del estadio de fútbol y con los alambrados perimetrales, que demandó una inversión de US$ 400.000, abonados con recursos genuinos. Ahora queremos dos canchas con césped sintético para todo el fútbol. Para abril de 2009 comenzaremos una nueva remodelación del estadio, que demandará una inversión de US$ 3.000.000: vestuarios con sala para conferencia de prensa, palcos VIP, entre otras cosas.
-Todo lo planifican y lo administran como si Lanús fuera una sociedad anónima, a la que critican…
-Estamos en contra del gerenciamiento y de las sociedades anónimas en el fútbol porque sostenemos que el club es de los socios y son ellos los que deciden. Por lo otro, todo club es una empresa, por lo que hay que administrarla como tal. Por ejemplo, en la última asamblea extraordinaria llevamos un documento de 12 puntos básicos sobre determinadas ideas que van a concretarse con cualquier gobierno, como el fútbol juvenil, el proyecto educativo, que el club nunca va a ser una sociedad anónima, informaciones cristalinas para los socios y las agrupaciones.
Los dirigentes también aspiran a la superación.
En Lanús, hasta los dirigentes se capacitan. «Anualmente hacemos cursos con distintas personalidades de la dirigencia, del periodismo, de Agremiados y del Coprosede. Así no será un inepto alguien elegido para un cargo alto», explicó Marón