Roberto Rivas, de 44 años, es un vecino e hincha de Lanús y tiene ceguera total. Formará parte del equipo argentino en el próximo Mundial de tenis para ciegos y disminuidos visuales a disputarse en España, por lo que se entrena hace tres meses en el predio de Cabrero y Guidi.
-¿Cómo es tu experiencia? ¿Cómo surgió la posibilidad del mundial?
-Perdí la vista hace 20 años, antes practicaba Turismo Carretera. Cuando me dijeron que estaba el tenis para ciegos lo quise probar y me encantó, sentí la satisfacción de pegarle a la pelotita. Lo hacía para mantenerme en estado. En diciembre del año pasado, el presidente de la Asociación Argentina de Tenis para Ciegos, Eduardo Raffetto, me ofreció participar en el mundial y le dije que sí. A partir de ahí, empecé a entrenar todos los días y ahora estoy a pleno. Será la primera vez que me ponga la camiseta Argentina del otro lado de la cancha.
-¿Cómo llegaste a entrenar en el Club Lanús?
-Mi primo, también fanático de Lanús, vino a hablar con la gente de tenis y luego fuimos con Nicolás Russo, quien se puso muy contento, y nos abrieron todas las puertas del club para poder entrenar a full, así que estoy muy agradecido. Le pedí a Russo que me presione porque quiero salir campeón, y me dijo: “todo depende de vos”. Y es verdad, el tenis es un deporte muy individual.
-¿Cómo es tu preparación física, técnica?
-Tengo tres entrenamientos. El físico, por lo que voy tres veces por semana a un gimnasio donde entreno músculos y agilidad. El técnico, que lo hago con Mariano Martínez, técnicas de pegada, de saque y eso, prácticamente todos los días y hasta en doble turno. El tercero es un entrenamiento mental, porque hay que desarrollar mucho el oído y la concentración para saber en dónde está la pelota. Ahí me di cuenta que lo emocional influye mucho.
-Además del tenis, ¿hacés otras actividades?
-No, ahora estoy enfocado en esto. Lo que sí doy son charlas de motivación en escuelas y empresas. Doy el ejemplo de que por más que pierdas algo, la vida continúa. Esas charlas me motivan a mí, porque me doy cuenta que sirvo para alimentar emocionalmente a la gente.
-¿Cuáles son tus expectativas de cara al mundial?
-Estoy enfocado en traerme la copa. Una lección que me quedó del automovilismo es que dejaba muchas cosas para más adelante, pero el mañana puede ser tarde, así que esta oportunidad que me brindaron quiero aprovecharla. Voy a este torneo a todo o nada. Me lo puse de objetivo y lo quiero cumplir.
-¿Cómo es tu experiencia? ¿Cómo surgió la posibilidad del mundial?
-Perdí la vista hace 20 años, antes practicaba Turismo Carretera. Cuando me dijeron que estaba el tenis para ciegos lo quise probar y me encantó, sentí la satisfacción de pegarle a la pelotita. Lo hacía para mantenerme en estado. En diciembre del año pasado, el presidente de la Asociación Argentina de Tenis para Ciegos, Eduardo Raffetto, me ofreció participar en el mundial y le dije que sí. A partir de ahí, empecé a entrenar todos los días y ahora estoy a pleno. Será la primera vez que me ponga la camiseta Argentina del otro lado de la cancha.
-¿Cómo llegaste a entrenar en el Club Lanús?
-Mi primo, también fanático de Lanús, vino a hablar con la gente de tenis y luego fuimos con Nicolás Russo, quien se puso muy contento, y nos abrieron todas las puertas del club para poder entrenar a full, así que estoy muy agradecido. Le pedí a Russo que me presione porque quiero salir campeón, y me dijo: “todo depende de vos”. Y es verdad, el tenis es un deporte muy individual.
-¿Cómo es tu preparación física, técnica?
-Tengo tres entrenamientos. El físico, por lo que voy tres veces por semana a un gimnasio donde entreno músculos y agilidad. El técnico, que lo hago con Mariano Martínez, técnicas de pegada, de saque y eso, prácticamente todos los días y hasta en doble turno. El tercero es un entrenamiento mental, porque hay que desarrollar mucho el oído y la concentración para saber en dónde está la pelota. Ahí me di cuenta que lo emocional influye mucho.
-Además del tenis, ¿hacés otras actividades?
-No, ahora estoy enfocado en esto. Lo que sí doy son charlas de motivación en escuelas y empresas. Doy el ejemplo de que por más que pierdas algo, la vida continúa. Esas charlas me motivan a mí, porque me doy cuenta que sirvo para alimentar emocionalmente a la gente.
-¿Cuáles son tus expectativas de cara al mundial?
-Estoy enfocado en traerme la copa. Una lección que me quedó del automovilismo es que dejaba muchas cosas para más adelante, pero el mañana puede ser tarde, así que esta oportunidad que me brindaron quiero aprovecharla. Voy a este torneo a todo o nada. Me lo puse de objetivo y lo quiero cumplir.