Los clásicos suelen ser encuentros ríspidos, dominados por las presiones o el miedo a perder. No obstante, ninguno de esos tres factores dijo presente en la jornada dominical de La Fortaleza. En un contexto entretenido, Lanús mostró su oficio para recuperar la sonrisa en el campeonato de primera división.
El elenco de Jorge Almirón ha sido alabado en muchas oportunidades por sus rendimientos atildados. Pero posee otro recurso que lo hace distintivo. Y que sólo los grandes cuadros poseen: la autoridad. En grandes escenarios o compromisos de alto perfil, como el disputado ayer, agigante su figura.
La gran estrella del encuentro, lógicamente, fue José Sand. El prócer correntino contribuyó de forma indiscutible con un hat-trick de clase A. Dos de sus goles fueron anotados por intermedio de penales, pero no cualquiera puede asumir la responsabilidad de ejecutar en un clásico. Y mucho menos frente a un arquero experto en penas máximas como Hilario Navarro.
Para que el Granate asegurara los tres puntos también fue fundamental la inocencia de Jorge Rodríguez. El zaguero central se marchó expulsado por ser el autor de las dos faltas penales. A raíz de su salida, se complicó el panorama para los hombres dirigidos técnicamente por Julio César Falcioni, quienes trabajaron sin éxito para cubrir los espacios.
Banfield no pudo alimentar a Darío Cvitanich, su talentoso centrodelantero. El parlanchín Brian Sarmiento tuvo algunas intervenciones de peligro. De hecho, se erigió en el encargado de anotar el 2-2 parcial, también desde los 12 pasos. Durante buena parte del juego quedó empastado por el aparato defensivo del dueño de casa, liderado por Iván Marcone.
La escuadra de Peña y Arenales estuvo acompañada por la suerte. Ello se aprecia en el gol de Gonzalo Bettini, quien capitalizó un rebote tras un centro al área. Ese desvío dejó anclada a la última línea del Grana. Sin embargo, la fortuna de Banfield se esfumó con el ingreso de Nicolás Pasquini, de gran performance.
El ex mediocampista de Atlanta dio mayor consistencia a la medular. Y, si bien no es creativo, mostró una gran clarividencia para distribuir la bola. Tuvo mucho que ver en los últimos dos tantos, convertidos por Marcelo Herrera (dejó su disfraz de central para aparecer como ariete) y otra vez Sand.
Lanús arrastraba tres derrotas consecutivas. Necesitaba vencer. Pero más necesitaba vencer cómo lo hizo. Aquí está el Supercampeón, señores.
El elenco de Jorge Almirón ha sido alabado en muchas oportunidades por sus rendimientos atildados. Pero posee otro recurso que lo hace distintivo. Y que sólo los grandes cuadros poseen: la autoridad. En grandes escenarios o compromisos de alto perfil, como el disputado ayer, agigante su figura.
La gran estrella del encuentro, lógicamente, fue José Sand. El prócer correntino contribuyó de forma indiscutible con un hat-trick de clase A. Dos de sus goles fueron anotados por intermedio de penales, pero no cualquiera puede asumir la responsabilidad de ejecutar en un clásico. Y mucho menos frente a un arquero experto en penas máximas como Hilario Navarro.
Para que el Granate asegurara los tres puntos también fue fundamental la inocencia de Jorge Rodríguez. El zaguero central se marchó expulsado por ser el autor de las dos faltas penales. A raíz de su salida, se complicó el panorama para los hombres dirigidos técnicamente por Julio César Falcioni, quienes trabajaron sin éxito para cubrir los espacios.
Banfield no pudo alimentar a Darío Cvitanich, su talentoso centrodelantero. El parlanchín Brian Sarmiento tuvo algunas intervenciones de peligro. De hecho, se erigió en el encargado de anotar el 2-2 parcial, también desde los 12 pasos. Durante buena parte del juego quedó empastado por el aparato defensivo del dueño de casa, liderado por Iván Marcone.
La escuadra de Peña y Arenales estuvo acompañada por la suerte. Ello se aprecia en el gol de Gonzalo Bettini, quien capitalizó un rebote tras un centro al área. Ese desvío dejó anclada a la última línea del Grana. Sin embargo, la fortuna de Banfield se esfumó con el ingreso de Nicolás Pasquini, de gran performance.
El ex mediocampista de Atlanta dio mayor consistencia a la medular. Y, si bien no es creativo, mostró una gran clarividencia para distribuir la bola. Tuvo mucho que ver en los últimos dos tantos, convertidos por Marcelo Herrera (dejó su disfraz de central para aparecer como ariete) y otra vez Sand.
Lanús arrastraba tres derrotas consecutivas. Necesitaba vencer. Pero más necesitaba vencer cómo lo hizo. Aquí está el Supercampeón, señores.