Recuperó el semblante y sobre todo la ilusión de mantenerse en la pelea grande. Se levantó de dos resbalones y volvió a decir presente en lucha. Lanús derrotó 2-0 a Gimnasia y Esgrima La Plata, como local, por la 17° fecha del Torneo Transición 2014. Con este triunfo escaló transitoriamente a la punta del campeonato, ya que posee 33 puntos, al igual que River Plate.
El equipo de Guillermo Barros Schelotto estiró a 16 partidos sin caer en su estadio y cosechó la décima alegría en el certamen. El cordobés Silvio Romero convirtió su undécimo tanto y quedó como el máximo goleador, asimismo el paraguayo Víctor Ayala clavó un sablazo para decretar el resultado.
Con cinco modificaciones en su alineación, Lanús saltó al césped con la necesidad de ganar para conservar un lugar en la disputa del título. En los primeros quince minutos le costó hallar claridad en los metros finales, dado que controló el esférico, pero careció de maniobras para quebrar el bloque defensivo del rival. Por su parte, el Lobo no inquietó los terruños de Marchesín.
Romero elaboró una combinación por derecha con González, que derivó en un centro y en el rebote fue el propio capocanonniere quien aprovechó en al boca del área chica para estampar un fuerte derechazo, a los 20 minutos, en la primera situación nítida de la noche.
Con el peso específico de su plantel, el Grana siguió con la posesión y dispuso de un Benítez picante, que se impuso en el mano a mano por la banda izquierda. Sin desplegar un nivel superlativo, el conjunto del Mellizo transitó sin sobresaltos al entretiempo.
Tras las charlas en vestuarios, el local cedió terreno y adoptó una postura en su campo propio, también forzado por el avance de las líneas de Gimnasia. Inconexo, en el primer tercio del complemento le costó progresar con prolijidad y acudió a los envíos frontales para los delanteros.
En ese lapso de anemia ofensiva, Lanús no sufrió sobresaltos por su orden defensivo, dado que todos aportaron en la intensidad defensiva.
Empujado en el deseo de cerrar el partido, el Granate avisó con un cabezazo de Braghieri, a los 29, que rozó el travesaño. Y a los 31 llegó una gran jugada del Pulpo, quien quebró líneas por izquierda, habilitó a Melano para enfrentar a Monetti y de ese rebote le cayó a Ayala, que no dudó y soltó un fortísimo remate del borde del área para inflar la red.
A partir de ese segundo gol, los dirigidos por Barros Schelotto navegaron con solidez hacía una victoria que prendió la llama de la ilusión y sirvió para recargar el estado anímico.