La historia de este enfrentamiento guarda varias aristas, en primera instancia la dificultad que se le presentó a Lanús de no contar con el pivote Pedro Calderón, aquejado por un desgarro, a lo que se le sumó la baja en el tercer punto del otro interno dominante Darío Mansilla, por un esguince de tobillo. Estas dos ausencias limitaron notablemente la rotación del Grana, principalmente debilitaron la potencia, talla y desequlibrio en la zona pintada, lo que obligó a una formación más liviana y baja.
Otro de los condimentos se halla en la capacidad de reacción de Lanús, que culminó en su casa 1-1, con la sorpresiva caída del domingo pasado y pudo imponerse en el tercer pleito para recuperar la localía. En definitiva, el Granate ganó sus dos partidos por una diferencia interesante: 81-72 y 87-71. Por su parte, el Rojinegro consiguió triunfos en cierres muy apretados: 76-74 y 85-77.
Las dos veces que Lanús manejó el trámite desde el principio encontró las herramientas para marcar condiciones, en cambio cuando las acciones se tiñeron de paridad se le escapó en el final.
Para esta noche se producirá la disponibilidad de Mansilla y Calderón, quienes no están al 100% de sus condiciones físicas, pero que trabajaron en las últimas horas con diferentes terapías de kinesiología para participar. Con las dos torres en la rotación crecerán las chances de Lanús.