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Amor por los colores

¿Qué sería de los clubes sin las historias que los marcan en el transcurso de su existencia? Lanús no es la excepción a la regla en ese sentido. En esta ocasión, el relato estará guionado por una pareja que tiene varios puntos en común: el cariño por el otro, proyectos, pensamientos, un hijo, vivencias y ser, además de todo esto, integrantes de una plantilla deportiva. También, en otras palabras, podríamos hablar de un jugador, un líder, un referente. Una profesional de la salud, una especialista cuando el contexto es adverso, la mano que se necesita para estar siempre en óptimas condiciones.

La primera acción de este encuentro está en poder de Sebastián Chaine, que al ser indagado por este peculiar hecho comenta: “La verdad que en quince años de profesionalismo nunca me tocó vivir una situación así, ni siquiera de otro jugador con su esposa. Es una experiencia nueva que estamos compartiendo”.

Su marido en la cancha es pasional, levanta los ánimos dentro y fuera del parquet; ella mantiene un perfil más bajo. Con suma templanza y una cuota de aplomo entra en el partido al declarar: “Es la primera experiencia en este ámbito. Trabajo en un consultorio de traumatología”. Y al unísono despliega su sentimiento: “Es en mi club. Lo vivo distinto. Estoy todo el día acá. Sinceramente lo disfruto”.

El elenco Granate vivió un panorama desafortunado: ocho derrotas al hilo en la Liga Argentina, que provocaron la salida del coach Leonardo Costa. En esa racha compleja, se podría suponer que en el momento de tranquilidad se conversa sobre lo vivido, aunque el pivote se sinceró: “Antes, cuando ella no era integrante, las cosas que pasaban no se charlaban. Ahora sí se habla porque está en el día a día. Le toca ver un montón de situaciones que pasan dentro del juego o un entrenamiento”. González, que se relaja con el paso de los minutos, amplía la mirada en el que se apoya en la influencia del factor psicológico: “Se les juntó todo. Fue muy complejo. Desde no ganar hasta los cambios. Se caían y se lastimaban”.

El reemplazo fue Sebastián Burtín, el ayudante de campo, que se sumó en el mismo instante que Cecilia. Desde ahí, se revirtió la tendencia con cuatro victorias en siete presentaciones. Chaine es claro entre sonrisas: “En el plantel dicen que se está transformando en alguien indispensable. Ganamos. Así que se quede”.

Del otro lado, invade cierta timidez para contradecir el veredicto popular: “No tengo nada que ver (risas). Están mejor, de a poco se van acomodando. Ojalá sigan así”. Sin embargo en la victoria ante Zárate Básquet, como local, el actual entrenador resaltó que la clave estuvo en el banco y el nombre era claro: la kinesióloga. Ella resalta: “Exageró (sic). Venían de una racha de mucho dolor y lesionados. Se dio la casualidad que todos respondieron bien a lo que se pidió. No tengo influencia, es su pensamiento (risas). Ayudo a que se sientan bien para que puedan dar el máximo en los partidos. Hasta ahí llego. Es todo de ellos”.

El oriundo de Lomas de Zamora desarrolla su tercer ciclo en la entidad, con la que ascendió a la Liga Nacional en 2007. En esas etapas, su hinchada lo alentaba desde la tribuna. Con el nuevo refuerzo en el cuerpo técnico, surge la duda: ¿Dónde se sufre más? Ella no duda: “En la cancha. Es terrible. El otro día le comenté que la pasó mal (sic). Terminan los juegos y salgo con estrés. No pensé que sería tan fuerte”.

Ambos cuentan con un seguidor fiel, llamado Santiago Chaine. El pequeño hijo sigue la tradición del padre y la mamá: practica básquet con la camiseta de Lanús. El padre se emociona: “Me gusta que realice un deporte. Adoro cuando hacemos la entrada en calor con él. Si hace fútbol, tenis o lo que sea para mí es indistinto. Me encanta que juegue con la pelota o cuando está con los muñecos hace que juega al básquet”. La madre completa: “Nunca fui deportista. Hice natación, pero de niña. Es indispensable que tenga su vida en el club. No solo por realizar una actividad, sino por lo social y sus relaciones futuras”.

De retorno a la rutina personal de cada uno, el foco se posiciona en la diferencia que existe en el tratamiento a una persona que no realiza una actividad de Alto Rendimiento de la que sí lo lleva a cabo. La especialista argumenta: “Es distinto porque lo tenes que devolver lo más rápido posible para que vuelvan a jugar. Son otros tiempos”. Y a la vez añade la importancia del acompañamiento que se efectúa: “Si bien tengo otro rol, trato de apoyarlos para que se sientan en confianza para hablar. La gran mayoría vive solo o la familia está lejos o no tienen con quien charlar”.

La portación de la capitanía no es para cualquiera, y más si se tiene una destacada trayectoria en una entidad deportiva en particular. Seba Chaine cumple con esa condición, por lo cual es palabra autorizada para dar su visión acerca de Lanús: “Sigue en constante crecimiento. Llegué en el 2006 y se siguen viendo cambios en la estructura del club. El colegio, en aquellos años, no existía o incluso en la sede hasta la adquisición del BETAM. Es una institución que está para el socio y el importante rol que cumplen con las divisiones formativas. Esta todo a la vista. También el poder económico que tiene respecto a los clubes de barrio y su trascendencia en el fútbol. Incluso la historia que tiene en el básquet lo diferencia del resto”.

Finalmente, en ese envión anímico que avista el Granate se animaron a vaticinar un pronóstico para el futuro. El interno concluye: “Encontramos otro tono para competir. De a poco estamos llegando a la identidad que queríamos conseguir. Lamentablemente pasaron cosas en el medio. Es rodaje. Hay que seguir creciendo en esta parte final del certamen. Posicionarse lo más arriba posible, que ojalá sea en puestos de play-off. Aunque debemos ser más regulares para hacernos peligrosos”. Mientras, su compañera cierra con mesura: “Paso a paso, de a poquito”.

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