El calendario le abrió las puertas a un intervalo de compromisos oficiales y aprovecha este periodo para reajustar piezas. Inmerso en estas semanas particulares, que se caracterizan por el stop de la Superliga por las eliminatorias, Lanús completó una nueva sesión de trabajo el miércoles.
La plantilla que timonea Jorge Almirón focaliza sus energías en continuar con la mejor puesta a punto para afrontar una seguidilla importante, cuyo destino trascendente se basa en los cuartos de final de la Libertadores.
La jornada del Granate comenzó en la cancha ocho del polideportivo, donde el preparador físico Fabián Galucci diseñó una entrada en calor, que entre otros estímulos contó con el desarrollo de aceleraciones altas sostenidas, y se extendió por media hora.
Luego la acción se trasladó a la cancha cinco, ya bajo la tutela de Almirón para realizar diferentes tareas físico-técnicas. Dentro de las propuestas se llevaron a cabo un ejercicio de posesión con dos bandos de nueve futbolistas, y el apoyo de los cuatro arqueros. Después surgió en escena otra labor de tenencia pero con presión, en dos cuadrados de 20×20 metros, en los que se midieron seis contra tres.
Para cerrar, el cuerpo técnico implementó dos ejercicios al unísono. Por un lado unas maniobras de definición, con pelota dominada de frente y tras un centro lateral. En tanto que en la otra mitad de la cancha se produjo un set de pressing. Toda esta fase empleó casi cincuenta minutos.
Por su parte, varios futbolistas se movieron de manera diferenciada, ya sea en gimnasio o kinesiología, entre los que estuvieron Maximiliano Velázquez (carga muscular), Diego Braghieri (molestia), Marcelino Moreno (esguince de ligamento interno de tobillo), Nicolás Aguirre (desgarro) y Matías Ibáñez (rotura de ligamentos).
La plantilla que timonea Jorge Almirón focaliza sus energías en continuar con la mejor puesta a punto para afrontar una seguidilla importante, cuyo destino trascendente se basa en los cuartos de final de la Libertadores.
La jornada del Granate comenzó en la cancha ocho del polideportivo, donde el preparador físico Fabián Galucci diseñó una entrada en calor, que entre otros estímulos contó con el desarrollo de aceleraciones altas sostenidas, y se extendió por media hora.
Luego la acción se trasladó a la cancha cinco, ya bajo la tutela de Almirón para realizar diferentes tareas físico-técnicas. Dentro de las propuestas se llevaron a cabo un ejercicio de posesión con dos bandos de nueve futbolistas, y el apoyo de los cuatro arqueros. Después surgió en escena otra labor de tenencia pero con presión, en dos cuadrados de 20×20 metros, en los que se midieron seis contra tres.
Para cerrar, el cuerpo técnico implementó dos ejercicios al unísono. Por un lado unas maniobras de definición, con pelota dominada de frente y tras un centro lateral. En tanto que en la otra mitad de la cancha se produjo un set de pressing. Toda esta fase empleó casi cincuenta minutos.
Por su parte, varios futbolistas se movieron de manera diferenciada, ya sea en gimnasio o kinesiología, entre los que estuvieron Maximiliano Velázquez (carga muscular), Diego Braghieri (molestia), Marcelino Moreno (esguince de ligamento interno de tobillo), Nicolás Aguirre (desgarro) y Matías Ibáñez (rotura de ligamentos).
