Ni la lluvia, ni el día tradicional de reposo detuvieron su objetivo, aquel que se basa en alcanzar el punto más óptimo para afrontar ese desafío magno. Lanús entrenó el domingo a la mañana en la cancha de césped sintético de fútbol infantil, con la mente puesta en el crucial encuentro del miércoles ante Atlético Mineiro, por la ida de la Recopa Sudamericana.
Las inclemencias climáticas provocaron que la práctica se trasladara al campo de las divisiones formativas, para cuidar el pasto de los diferentes terrenos del Polideportivo. El plantel de Guillermo Barros Schelotto desarrolló una tarea con pelota en espacio reducido. En este ejercicio se enfrentaron dos equipos de doce jugadores, en un campo delimitado de 70 metros. La meta de la propuesta pasó por la circulación rápida a uno o dos toques, así como en la definición, dado que al área sólo podía ingresar un delantero, quien tenía que rematar con un solo control del esférico.
Con indumentaria negra estuvieron: Marchesín, Silva A., Gómez, Braghieri, Pasquini; González, Ortiz, Bella, Valdez Chamorro; Benítez, Romero y Astina. Mientras que con pecheras se pararon: Ibáñez; Araujo, Martínez, Monteseirín, Velázquez; Cáceres, Somoza, Ayala, Balbi; Melano, Silva S. y Acosta.
Por su parte, en otro sector de la cancha un grupo de juveniles llevó a cabo pasadas de velocidad y explosión, bajo la órbita del preparador físico Fabián Galucci. Esta labor la desarrollaron Acosta Luna, Avellaneda, Jaime, Bailone, Pinto, Gallardo y Vides.
La tripulación del Mellizo volverá a trabajar el lunes a la mañana, mientras que el martes después del entrenamiento quedará concentrada en el Hotel 725 Continental a la espera del choque con la escuadra brasileña.