En el horizonte inmediato aparece una oportunidad ideal para trastocar la coyuntura incómoda. A la vuelta de la esquina se encuentra el compromiso con Racing, que acarrea una vital importancia para Lanús, dado que necesita reencontrarse con la victoria y así no ceder mucho terreno en el torneo local.
Pensando en esa visita al Cilindro, el plantel de Guillermo Barros Schelotto entrenó el jueves a la mañana en el Poliderpotivo, que dispuso como principal característica la situación de los futbolistas lesionados.
La tripulación del Mellizo llevó a cabo fútbol en espacios reducidos en la cancha número cuatro, donde se enfrentaron dos equipos de diez hombres. Se destacó la ausencia de Diego González, quien se movió de manera diferenciada en el gimnasio, a causa de una molestia en el aductor izquierdo. No obstante, el Pulpito deslizó que no sería de gravedad y que el viernes entrenaría con normalidad.
Por su parte, los defensores Maximiliano Velázquez y Diego Braghieri continúan con sus dolencias, distensión en el aductor derecho y edema en el glúteo mayor derecho, respectivamente. Ambos anticiparon que probarán mañana para dilucidar la posibilidad de estar a disposición del cuerpo técnico.
Tras las duchas en vestuarios, González palpitó el cotejo en Avellaneda y sostuvo: “Sabemos que jugamos contra un rival difícil, con muchas virtudes, será un lindo partido, vamos a ir a la cancha de ellos para proponer. Ojala que sea un lindo espectáculo y que sea favorable para nosotros”.
Ante la consulta de los argumentos de este presente irregular, el mediocampista opinó: “Explicación no le encontramos, pero creo que los errores que antes cometíamos lo podíamos disimular y hoy nos terminan convirtiendo. Hay que ser concientes que las cosas no están tan bien, porque no se viene jugando bien. A medida que pasen los partidos podremos ir sintiéndonos mejor y revertir la imagen del equipo”.
Para cerrar, el Pulpito optó por el optimismo y manifestó: “Vamos a seguir dejando lo mejor de cada uno y ojala podamos revertir esta situación”.