Lanús consiguió un triunfo que reacomodó sus esperanzas. El Granate se plantó con su solvencia en un terreno hostil como el estadio Presbítero Bartolomé Grella, y doblegó a un esmerado Patronato.
No fue la presentación colectiva más atildada del supercampeón argentino, pero no resignó su estilo en ningún momento. Ello se apreció desde que comenzó el encuentro. El juego siempre se construyó a partir del arquero y los defensores centrales.
En este contexto, el dueño de casa plantó un 4-5-1 bien definido y presionó la salida del Grana. Eso generó algunos inconvenientes, los cuales fueron rápidamente subsanados por el propio aparato defensivo. Como siempre, la cristalización de las jugadas corrió por cuenta de Iván Marcone.
Al Laucha Acosta le costó encontrar su sitio en la cancha, pero en el segundo tiempo lo logró. Y tardó cuatro minutos en hacer que la última línea rival pise el palito, cometiéndole un penal. Como no podía ser de otra manera, José Sand se hizo cargo de la ejecución y mostró toda su serenidad para vencer la resistencia contraria.
Esto habrá significado una suerte de revancha para Pepe, quien en el primer tiempo había mandado la bola al fondo del arco paranaense pero no pudo festejar por un fallo arbitral. Con su gol, los hombres de Rubén Forestello debieron adelantarse en el rectángulo, y allí fue cuando Lanús se afiló los colmillos.
El Grana puso la mesa. Acomodó los cubiertos, el plato, el vaso y se sirvió la victoria. Otra vez apeló al contragolpe para tumbar a su adversario, como lo hizo en varios encuentros en este semestre. En un marco favorable, de nueva cuenta surgió José, implacable de cara a la portería del Patrón.
Lanús está nuevamente en el camino hacia su objetivo en el campeonato doméstico, mientras también da lo mejor de sí en la Copa CONMEBOL Libertadores Bridgestone. Y la próxima parada será el Clásico del Sur, un juego más que emocionante que seguro motivará de forma radical.
No fue la presentación colectiva más atildada del supercampeón argentino, pero no resignó su estilo en ningún momento. Ello se apreció desde que comenzó el encuentro. El juego siempre se construyó a partir del arquero y los defensores centrales.
En este contexto, el dueño de casa plantó un 4-5-1 bien definido y presionó la salida del Grana. Eso generó algunos inconvenientes, los cuales fueron rápidamente subsanados por el propio aparato defensivo. Como siempre, la cristalización de las jugadas corrió por cuenta de Iván Marcone.
Al Laucha Acosta le costó encontrar su sitio en la cancha, pero en el segundo tiempo lo logró. Y tardó cuatro minutos en hacer que la última línea rival pise el palito, cometiéndole un penal. Como no podía ser de otra manera, José Sand se hizo cargo de la ejecución y mostró toda su serenidad para vencer la resistencia contraria.
Esto habrá significado una suerte de revancha para Pepe, quien en el primer tiempo había mandado la bola al fondo del arco paranaense pero no pudo festejar por un fallo arbitral. Con su gol, los hombres de Rubén Forestello debieron adelantarse en el rectángulo, y allí fue cuando Lanús se afiló los colmillos.
El Grana puso la mesa. Acomodó los cubiertos, el plato, el vaso y se sirvió la victoria. Otra vez apeló al contragolpe para tumbar a su adversario, como lo hizo en varios encuentros en este semestre. En un marco favorable, de nueva cuenta surgió José, implacable de cara a la portería del Patrón.
Lanús está nuevamente en el camino hacia su objetivo en el campeonato doméstico, mientras también da lo mejor de sí en la Copa CONMEBOL Libertadores Bridgestone. Y la próxima parada será el Clásico del Sur, un juego más que emocionante que seguro motivará de forma radical.
