Gustavo Gentilo, de 51 años, está en el aikido granate desde sus inicios en 2003, de la mano de Fernando Lourido. A pesar de que ya lo practicaba, se anotó en su club de barrio y se recibió de primer dan granate, en 2006. Además de dedicarse a éste arte marcial no competitivo que gira en torno a la paz y no a la violencia, tiene una empresa de mensajería en moto y, en el verano, repara aire acondicionados, lo cual genera un ingreso extra para su familia. «Eso me ayuda muchísimo en el verano, pero en invierno casi no tengo trabajo», manifestó.
Y luego, añadió: «El aikido apareció de la mano de Fernando Lourido. Es un ex deportista del club que, por circunstancias laborales, se fue a España. Yo hacía aikido hacía casi siete años, busque un lugar cerca de mi casa ya que antes tenía que ir hasta Burzaco. Vine directamente y me anoté en 2003».
-¿Cómo te surgió empezar con el aikido?
-Yo empecé en 1985, con un parate de algunos años. Del 85 al 90 lo hice en Capital porque había muy pocos doyos. Había tres nada más, con maestros japoneses. La mayoría de los maestros argentinos arrancaron en la década del 80. Mi idea era buscar algo fuera de lo competitivo; lo busqúe porque me llamaba la atención, era algo nuevo. Buscaba algo que no fuera competitivo por un tema de la edad porque si uno compite, el cuerpo te dice basta en algún momento. En cambio con el aikido, eso no sucede. Además podría completarlo con el trabajo, yo lo veía como un hobbie.
-¿Cómo era el club cuando arribaste?
-El club cuando llegué nada que ver, en lo que creció Lanús como institución. Siempre fue un club que llamó la atención. Creció muchísimo y ni hablar en lo futbolístico. Cuando empecé acá, lo hice como practicante y estaba Lourido (Fernando). Hoy hay muchos más seminarios que hace cinco años, lo que significa es que el arte marcial que practicamos, está un poco más de moda. Tal vez por la inseguridad que se vive en el país, la gente se involucra.
-Es un arte marcial hecho para neutralizar…
-Si, en realidad está hecho para defenderse del rival. Es un arte marcial que nació de cómo se tenían que defender los samurai cuando se quedaban sin espadas. No es aplicable a este siglo. Por eso los ataques que se ven en vídeos no son tan aplicables en la actualidad. Tiene esa base e historia que no la podemos perder, si bien se modernizó en algunos movimientos. Acá es un poco más distendido el entrenamiento, con la gente que no tiene la cultura de los japoneses.
-¿Es especial ser el primer dan graduado en el club?
-Es un honor haber sido el primer dan granate. Si bien tenía graduaciones en años anteriores, tuve que rendir de nuevo las habilidades para ver si nivelamos con la escuela. Cuando uno va a una nueva escuela debe rendir exámenes. En el 2006, rendí el primer dan. Después se dio el caso de que Fernando se fue a España, y yo asumí la responsabilidad de la clase. La verdad que a uno le genera ese orgullo, pero es solo en nuestro ámbito, todos me felicitan. Es muy especial. Las graduaciones acá llevan tiempo, los japoneses buscan la perfección porque es un arte.
-¿Creés que se necesita un cambio en la sociedad para que el aikido crezca aún más?
-Podría ser. Lo que pasa que es muy difícil pretender un cambio en la sociedad. Yo te diría que la evolución de la sociedad va al revés del aikido. Por lo mediático, está todo muy vinculado a la fricción. Es complicado. El primer lugar donde más se practica después de Japón es Francia, luego viene América del Sur. También hay mucho en España. Depende de la cultura de cada país. En el país hay muchas escuelas, esta penetrando bien.
-¿Qué cosas de tu vida cambió con el aikido?
-Me manejo pensando bastante en los conceptos del aikido. Es como que tenes una referencia de cómo hacer las cosas tanto en lo personal como en lo laboral. Yo lo tengo como base de toma de desiciones, es fundamental para mí. Al no ser competitivo tratamos de que otro aprende y me ayuda a mí, entonces la energía que se crea es muy positiva. Aparte la carrera del aikido a casi nadie le interesa. Te ayuda afuera y adentro del taikami. Estamos apuntando a la paz y eso es interesante porque es muy fácil ser violento; uno debe saber controlarse. Es un arte marcial libre, además, lo puede hacer cualquiera sin importar la edad o peso ya que cada uno puede hacer su aikido.
-¿Cómo ves a los chicos de tu clase?
-Los veo bien, a pesar de que no somos una clase mayoritaria. La escuela nuestra es más tradicional, no nos podemos quedar en el tiempo, pero tratamos de mantener todo lo que viene de Japón. En aikido los prueban y de cinco, queda uno solo. Los que hacen aikido es porque se lo merece. Es una carrera larga, no todos se quedan, hay gente que se muda, se casa, que hace su vida, no todos terminan. El alumno que viene porque uno lo presiona, no sirve; el que se queda es porque quiere. Prefiero trabajar con chicos de 13 o 14 años.
–Dentro de poco tiempo se realiza el taikai…
-De nuestra escuela (Fundación Aikido Argentina) fuimos los primeros que hicimos eventos con alcance internacional. Siempre que viene Logrillo, quien hoy es cuarto dan en España, hacemos el taikai (encuentro). De nuestra escuela, invitamos a distintos doyos de la zona y vienen sextos y quintos danes. Aún no está definido, pero sería en octubre. Agradecemos a Rellán que nos da la posibilidad de realizar el taikai.
-¿Cómo observas a la Fundación, escuela a la cual perteneces?
-La escuela está presidida por Tolone y es una escuela que es reconocia por Japón, no necesita intermediario, aunque no significa que tengamos más calidad en lo técnico. Hubo una separación de los dirigentes y se fundó la Asociación, en 2009. El aikido es el mismo pero puede haber alguna diferencia en el aprendizaje, capaz nosotros nos basamos más en la caída y en el ataque. Primero hay que aprender a caer, sino uno puede lastimarse.
-¿Graduarte de tercer dan es tu gran meta?
-Voy a seguir en el club porque estamos muy conformes y contentos. En cuanto a lo personal, yo soy segundo dan, así que en cuanto me diga mi sensei tendré que rendir el examen para tercer dan, ya tengo la edad y el tiempo. Preparado estoy pero me puede tomar en junio o en noviembre. Uno pasa todas las técnicas, pero luego debe perfeccionarlas, es como empezar todo de cero. Con los años, uno aprende a dominar al otro aunque es todo muy rústico. Lo bueno del aikido es que no tiene límite de edad, tengo alumnos que arrancaron con 45 años.