El Granate comenzó su periplo por la segunda categoría del básquet argentino con un ritmo arrollador y lidera la Conferencia Sur con una marca muy positiva de nueve triunfos y una sola derrota.
Se encendió una nueva ilusión. Fiel a su historia específica, su idiosincrasia, sus cimientos institucionales, Lanús volvió a construir un proyecto interesante en la Liga Argentina, el segundo peldaño en la estructura profesional del básquet argentino. Tras una temporada anterior de excelencia, en la que dominó la Conferencia Sur y atrajo al hincha al microestadio Antonio Rotili, el Granate activó su camino en la edición 2024/25 con sensaciones cálidas y estimulantes.
Desde que se levantó el telón, en octubre, el elenco de Sebastián Saborido, que comanda el barco por tercera campaña consecutiva, halló con velocidad la conexión de un plantel renovado, con caras nuevas y otras que continúan del año pasado. Esa sinergia se tradujo en rendimientos atildados, una identidad de juego que se solidifica cada noche y principalmente generó resultados positivos.
Lanús ya caminó por diez cotejos en la Fase Regular y se impuso en nueve de esos compromisos, con la única caída en su visita a La Plata contra Gimnasia. Esa cosecha lo catapultó a la punta en soledad de la tabla de posiciones, principalmente tras el triunfo 81-67 ante El Talar, como local, del jueves, con el que le imposibilitó a su rival arrebatarle el puesto de privilegio.
En el horizonte inmediato de Lanús se avecina el cierre de la primera etapa, para luego sumergirse en diciembre en los playoffs, que en esta ocasión se configurarán en cuadrangulares en una sede única y en diversas instancias. Merced a su posicionamiento, el Grana se medirá con dos oponentes de baja ubicación de la Zona B de la Conferencia Sur. Empero, lo más trascendente se centra en el nivel que evidencia en cada noche, lo que le permite soñar con una temporada ambiciosa.
