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Reparto de puntos en San Juan

Lamentablemente no pudo ser. Lanús y San Martín protagonizaron un encuentro muy entretenido en Cuyo que finalmente terminó con un 1-1 en el marcador. Y queda un gusto enrarecido debido a las situaciones generadas, pero también la certeza de que existen virtudes para soñar con un futuro cercano auspicioso.

En este comienzo de semestre, el equipo de Guillermo Barros Schelotto aumentó su caudal de fútbol, pero hasta ahora las llaves para festejar las encontró en el laboratorio. Otra vez el gol llegó gracias a una pelota parada y nuevamente gracias a un defensor central. Como ante Nueva Chicago, rival contra el que Gustavo Gómez captó la mayoría de los reflectores. Siempre determinante en balones quietos, Ayala esta vez le sirvió el tanto a Diego Braghieri, quien inauguró la cuenta con pocos minutos en el cronómetro.

Pese al temprano golpe, la escuadra local decidió no torcer el brazo. Rematar de larga distancia se convirtió en su principal recurso. Además, su buena capacidad de toque en tres cuartos de cancha le permitió inquietar la serenidad visitante, aunque Gómez y Braghieri siempre respondieron con solvencia y autoridad. ¿Qué hizo Lanús para contrarrestar esta situación? Como siempre, el Laucha Acosta (retornó tras una lesión) aportó electricidad en ataque y se vio beneficiado por la dupla Martínez-Castellani, los generadores en la noche cuyana.

La solución para ese panorama adverso en el que estaba sumido el Verdinegro se hallaba en el banco. Carlos Mayor introdujo en cancha a José Luis Gómez (muy activo en los flancos, tanto izquierdo como derecho) y Eric Aparicio, surgido de la cantera granate y que se convirtió en nuestro verdugo. El ariete producido en Arias y Guidi quebró la armonía del triunfo parcial con un tanto increíble hasta para los simpatizantes de San Martín. Matías Ibáñez se había lucido en los instantes previos, pero ante ese balón con fuerza de meteorito no pudo hacer nada. 

El juego seguramente habrá llenado al espectador neutral. Dos conjuntos que levantan las banderas de un estilo ambicioso firmaron tablas. En el Sur la boca nos sabe agridulce, pero sabemos que rendirse no es una alternativa en la baraja del Mellizo Guillermo. Ni en los momentos más críticos. Así seguiremos y así levantaremos cabeza. ¡Vamos, Grana!

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