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Temple de hierro

Lanús tiene reacción. Y eso es indispensable. Esta vez, y contra un gran equipo como Racing, no pudo sostener el empate pero demostró nuevamente fortaleza mental. Allí debe radicar la mejor noticia para Jorge Almirón tras la noche de Avellaneda; que no cunda el pánico, que el temperamento del plantel permitirá que este mal trago pase de largo.
 
Fue animado el encuentro que disputaron Académicos y Granates, finalizado en alegría local (2-1) pero que pudo haber sido empate. Casi no hubo diferencias, por una falla propia el resultado no terminó en igualdad. Pero el desarrollo del encuentro exhibió a un Lanús convencido de su idea, revalidando su condición de líder y con el ímpetu necesario para acorralar al dueño de casa.
 
Otra vez Miguel Almirón resultó fundamental. Su ingreso trajo electricidad al mediocampo y se erigió en el encargado de sellar uno de los mejores goles del certamen. Cargado de estética y pulcritud, el tanto del mediapunta paraguayo seguramente será de esos que se repetirá en programas de grandes goles retro en el futuro.
 
Que no decaiga, Granate. Nuestro temple de hierro nos hará encontrar nuevamente con la victoria.

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